Con este comentario a la noticia sobre la liquidación de Luz y Fuerza del Centro, quiero hacer un recuento de los hitos que esta empresa ha tenido durante mi corta pero sustanciosa estancia en esta roca.
No pude en ese entonces dilucidar la situación. Lo que viví y lo que aprendí de esta empresa, que fue por experiencia propia, me sirvió para que después de una décadas, entendiera el por qué era NECESARIO acabar con esta compañía.
Los abusos
El Sindicato Mexicano de Electricistas siempre tuvo fama de combativo. Se le consideraba como un sindicato "ejemplar", por lo democrático y por sus logros laborales. Sin embargo poco a poco se fue contagiando de las prácticas corruptas de los gobiernos que le dieron apoyo y fuerza. Considero que también se corrompió debido a los abusos de sus agremiados.
Tenía en 1985 un vecino que trabajaba para esta empresa y se vanagloriaba de sus condiciones laborales. No era un ingeniero, ni un gerente de planta o de área. No señor. Era un supervisor de cobranza, con escolaridad de secundaria, cuyo trabajo consistía en supervisar los cobros del servicio que realizaban las oficinas "foráneas", y el SME consideraba "foráneas" las oficinas situadas fuera de un radio de unos 15 km alrededor de la base (en este caso la base era Toluca). Así que para visitar las "foráneas" el vecino se embolsaba un triple de su salario como "viáticos" (nótese que para visitar las "foráneas" no necesitaba pernoctar ni viajar en camión, ni por tren, ni por barco, ni mucho menos por avión). No conforme con ello, le regalaban la friolera de unos 200 kW.h de fluido eléctrico diarios. Eso por sí mismo no sería problema; el problema estaba en que mi vecino tenía en cada iluminaria entre 3 y 6 focos incandescentes de 100W y casi todos los tenia encendidos las 24 horas del día. Cuando le preguntábamos que por qué desperdiciaba la luz de esa forma tan estúpida su respuesta era "es mi prestación y no voy a regalársela a nadie".
Quizás su pésimo comportamiento abusivo no era generalizado, quizás un ejemplo no baste para calificar a todo el SME. Pero esa no era la única muestra.
El trato a los usuarios
Años más tarde por ahí del año 2001, tuve necesidad de hacer un reclamo en las oficinas de LyFC en Cuernavaca. El asunto que me llevaba a sus ámbitos era que se había interrumpido el servicio de energía eléctrica en mi casa, y de acuerdo con mis registros estaba al corriente en mis pagos. Por ello, armado con mis recibos de pago, fui al siguiente día a su oficina antes de las 8:00h (hora nominal de apertura), pues la hora de entrada a mi trabajo era las 9:00. Mi adivinanza era que en menos de 1 h estaría fuera y en camino a mi chamba.
Así que llegué como a las 7:55 y me percaté de que ya había unas 5 personas esperando ser atendidas. De entrada NO abrieron a las 8:00 sino a las 8:07 y se atendió a las 4 primeras en 4 sendas ventanillas. ¡Excelente! dije para mis adentros, sin importar el molesto retraso de seguro los atienden de volada y podré salir antes de las 8:30. Iluso de mí.
A eso de las 8:15 los empleados de las ventanillas comenzaron a ausentarse, de tal forma que a las 8:20 no había ni un solo empleado atendiendo. Los azorados clientes volteaban hacia adentro y hacia afuera para ver si veían a su funcionario de ventanilla. Me acerqué a uno de ellos y le pregunté que qué pasaba y me respondió que el empleado le había dicho que lo debía esperar unos minutos.
A las 8:30 pregunté en voz alta si habían dejado de atender, pues de no ser por el vigilante uniformado nadie parecía atender en la oficina. Obviamente el vigilante se me acercó y me pidió que bajara la voz y le pregunté que porqué debería bajarla, si al parecer a nadie interrumpía con mi pregunta, pues nadie estaba trabajando en ese momento. Como las cosas se pusieron un poco tensas, el uniformado intentó sacarme a la fuerza, a lo que ya con bastante enojo le dije que en ninguna oficina de atención al cliente sacaban a un quejoso por preguntar si la atención había sido suspendida.
Finalmente un funcionario asomó la cara y me invitó a entrar a la zona de empleados para atenderme. Su justificación por la interrupción en la atención fue que los "compañeros" estaban desayunando. Ciertamente indignado le pregunté que cuál era el motivo por el que los "compañeros" no desayunaban en su casa para tener un horario corrido de atención. Su cínica respuesta fue que "venían desde muy lejos y NO les daba tiempo de desayunar". ¿Lejos, qué tan lejos? pregunté. Su una vez más cínica respuesta fue que en esa oficina NO tenían a empleados locales porque los de "lejos" cobraban viáticos.
Felices los "compañeros" cobrando viáticos, con tiempo para desayunar durante la jornada, y yo como su pendejo queriendo resolver temprano una queja por su mal servicio y a punto de llegar tarde a MI trabajo. Bien, pues el funcionario y tres cuartas partes del personal de esa oficina supieron con mucha claridad (y muchos decibeles) mi opinión: Su atención era de cuarta y no tenían el derecho de hacer esperar a los usuarios de esa forma.
Creo que no está de sobra mencionar que ese funcionario le pidió a otro funcionario que buscara los registros de mis pagos, a lo que el otro, diligentemente, buscó en un tarjetero en el que obraba una especie de archivo histórico de pagos. Después de unos 15 minutos salió con lo que yo ya sabía: Estaba al corriente y se habían equivocado al cortar el suministro. Recalco el tarjetero, pues ya para 2001 las oficinas de la CFE contaban con computadoras y si mi memoria no me falla hasta con los modernos "CFEmáticos" (cajeros en los que a cualquier hora puede uno pagar sus adeudos con sólo presentar el boleto de cobro). Y recalco diligentemente porque aunque yo insistía en mostrar mi recibo pagado, el funcionario debía constatar que ese pago había sido registrado en sus expedientes.
Finalmente ordenaron la reconexión, pero llegué tarde a mi trabajo y tuve que reponer el tiempo. Me pregunto si los "compañeros de lejos" hicieron los mismo ese día por haber abierto la oficina 7 minutos tarde. Me respondo: No creo que hayan tenido ni una llamada de atención.
La actualidad del sindicato
Y no sólo eso, la falta de modernización en sus métodos, en aras de una "mayor base laboral" hizo que LyFC tuviese una nómina de 44 mil personas pese a que la empresa podía operar sólo con 8 mil 500; un contrato colectivo que da ascensos y premios al personal con base en la lealtad sindical; y un presupuesto anual que supera en monto al del programa Oportunidades. Y yo digo, si eso no era suficiente motivo para si extinción ¿que más querían?
Esta acción debió hacerse hace 35 años, cuando la Compañía de Luz y Fuerza del Centro ya era ineficiente y su nombre aparecía con el "en liquidación" pegado. Era una burla para los restantes mexicanos ver como un trabajador de esta empresa podía tener todo el día encendidas sus luces (con focos incandescentes de 100 W) sólo porque "era una prestación". Estos excesos deben acabarse, ahora en LyFC, después quizás en PEMEX y otras lacras sindicales y políticas como los partidos políticos.
Actualización, 13 de octubre de 2009: Para el registro, para la memoria: los resultados de la primera encuesta levantada tras la intervención y extinción de Luz y Fuerza del Centro. La realizó ayer el Gabinete de Comunicación Estratégica: 600 entrevistas telefónicas en las zonas donde operaba Luz y Fuerza. Sin comentarios:
- 80 por ciento, a favor de la intervención para poner orden.
- 70 por ciento, a favor de la intervención, incluso si hay sabotajes por parte del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
- 42.5 por ciento, a favor de cómo intervino el gobierno Luz y Fuerza el domingo en la madrugada; 33 por ciento, en contra.
- 48 por ciento piensa que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) operará en definitiva lo que era Luz y Fuerza; 18.5 por ciento piensa que será una empresa privada.
- 46 por ciento cree que CFE dará un mejor servicio que el actual; 30 por ciento cree que será igual.
- 52 por ciento rechaza la idea de que la extinción de Luz y Fuerza sea una acción para acabar con los sindicatos; 40 por ciento valida esa idea.
- 68 por ciento, en desacuerdo con las movilizaciones del SME; 28 por ciento, a favor.
- 60 por ciento califica al sindicato de corrupto.
- 70 por ciento considera que Luz y Fuerza le costaba mucho a la sociedad.
- 52 por ciento, a favor de que se recontrate a algunos trabajadores del SME;
- 29 por ciento, a todos o a muchos;
- 11 por ciento, a ninguno.
Un comentario: la población le da la espalda al SME. Al menos en el primer movimiento. (Información desde Milenio: http://impreso.milenio.com/node/8656433)
Actualización, 14 de octubre de 2009: Para seguir con esto de las opiniones, aquí está la de usuarios de facebook (al momento de escribir esta actualización se tenían 21,186 votos): ¿Fue una buena decisión de Felipe Calderón "apagar" Luz y Fuerza del centro?
- SI, 81.4 %
- NO, 18.6 %
- Adecuada, la empresa era muy ineficiente; 81%
- Apresurada, se debió buscar otra salida; 19%