Que poco cuesta construir castillos en el aire y que cara es su destrucción.
François Mauriac
Apenas hace una semana y media se
descubrió un asteroide grande que se acercó bastante a la Tierra. No
demasiado como para que se convirtiese en una amenaza inminente, sino
como para poner en alerta a los sistemas de defensa contra estas
amenazas para su posterior observación y la determinación de su órbita.
El nombre o designación otorgado a este asteroide es 2009 ST19, y de acuerdo con la Wikipedia,
es un asteroide Apolo de un kilómetro de diámetro descubierto por el
astrónomo español Josep Maria Bosch, profesor del Campo de Aprendizaje
Montsec del Centro de Observación del Universo de Àger (Lleida,
España), el 16 de septiembre de 2009. Debido a su órbita, el cuerpo
rocoso ha sido calificado por la NASA como potencialmente peligroso al
pasar muy cerca de la Tierra. El 2009 ST19, que no estaba fichado en la
base de datos del Minor Planet Center, fue descubierto cuando pasaba a
unos 600,000 kilómetros de la Tierra, convirtiéndose en el asteroide
más grande que se ha acercado al planeta.
Un
asteroide de alrededor de un kilómetro de diámetro está acompañando
estos días a la Tierra, en paralelo a una distancia de unos 600,000
kilómetros, y lo seguirá haciendo durante una semana más, hasta que sus
órbitas se separen. En este acercamiento, que se supone no ha sido el
único, ha sido descubierto por el astrónomo español Josep Maria Bosch y
ya tiene nombre (2009 ST19). Aunque el estudio de su órbita es todavía
muy incompleto, ya que fue observado por primera vez el pasado 16 de
septiembre, ha sido incluido en la lista de asteroides potencialmente
peligrosos cuya órbita se cruza con la de la Tierra. Los primeros
cálculos indican que el acercamiento más peligroso del ST19, que da una
vuelta al Sol cada 3.6 años, se produciría en 2038, pero es una fecha
que puede variar hacia delante o hacia atrás.
El
"2009 ST19" es el asteroide de categoría grande que más se ha acercado
a la Tierra desde que se siguen estos objetos estelares, puesto
que en el momento de máxima proximidad a la Tierra pasó a sólo 645.000
kilómetros de distancia, según informan desde la delegación del
Gobierno catalán en Lérida. Para encontrar un antecedente similar hay
que remontarse al año 1937, cuando el asteroide Hermes pasó a 750,000 kilómetros de la Tierra.
Lo
interesante de este descubrimiento es que no se requiere tener las
grandes y elegantes instalaciones de la NASA para lograrlo. Un ejército
de astrónomos entusiastas se dedican noche tras noche a observar los
cielos en busca de objetos. Esto echa por tierra las ideas
conspiranoicas de los tradicionales detractores de la ciencia, como
Adolfo Araya, que piensan que la NASA es una especie de Catedral del
Conocimiento Espacial, que determina qué debe saberse y que no.
Simplemente,
como evidencia de que el verdadero conocimiento científico y los
descubrimientos no obedecen a las teorías conspiranoicas, comparto el mensaje de un astrónomo español
que solicita comprobación de las observaciones de Bosch. La ciencia
avanza aunque amenace la destrucción de las fantasías de los
conspiranoincos, porque finalmente lo hace por si misma, por el impulso
de científicos independientes haciendo lo que saben hacer.
Otro
punto interesante es que el peligro es real, el acercamiento es real,
pero de esta realidad ningún sitio esotérico ha dicho palabra alguna.
Para ellos quizás el negocio esté en las falsedades y no en la
realidad. Quizás me equivoque, pero es extraño que no hayan salido con
alguna canalización desde las Pléyades para advertir a la humanidad que
esta es una señal para que deje sus prácticas capitalistas y evite ser
vacunada contra la influenza AH1N1.